jueves, 6 de septiembre de 2012

Cuida lo que sale de tu boca


Ayer estaba con mi hijo de 7 años en un parque. El saltaba feliz en un colchón inflable cuando llegó otra niña a compartir su júbilo. Los vi contentos jugando bajo la supervisión de la mama de la niña. De repente escuché a mi hijo gritándole a la niña "Toma, muérete. Eres una miedosa". En seguida reaccioné y corrí al colchón pensando que se había desatado una guerra entre ellos, pero cuando llegue me los encontré felices saltando. Llamé a mi hijo y le pregunté qué pasaba y me dijo encogiéndose de hombros "Nada mamá, estábamos jugando".

Esto me hizo pensar mucho acerca de lo que está pasando a nuestro alrededor en términos de violencia y malos tratos entre adultos, y en cómo influye en nuestros hijos sin que muchas veces nos demos cuenta. El lenguaje que utilizamos a diario tiene una enorme importancia en moldear nuestro comportamiento, y con mucha más razón el de nuestros hijos, tal y como lo establecen los principios de la Programación Neurolingüistica o PNL.

La PNL ha demostrado la influencia que el lenguaje tiene sobre nuestra programación mental y demás funciones de nuestro sistema nervioso. Lo que pensamos y decimos, aun cuando no lo digamos en serio, es un mensaje muy claro para nuestro subconsciente. Las palabras y los pensamientos tienen una energía asociada, y es importante que nuestros niños sepan esto. A pesar de que las digan jugando, el usar palabras violentas es nocivo para ellos.

Más tarde, mientras almorzábamos juntos, se lo expliqué a mi hijo. Parecía sorprendido. No entendía del poder de sus palabras. "Mami, pero todos los niños en mi colegio juegan así, y no pasa nada". Eso es lo que cree mucha gente, pero claro que si pasa.

Cuando decimos palabras desagradables, violentas o despectivas, le damos fuerzas y energías a lo negativo, no solo para los demás, sino también para nuestra propia vida. Las palabras son escuchadas por nuestro cerebro y eventualmente este se convence de que lo dices en serio. Y poco a poco tu cerebro termina por creerse que lo que tú dices es lo que tú realmente eres, y para ser congruente comienza a moldear tus pensamientos y acciones alrededor de tus palabras.

Es muy importante cuidar lo que dices y como lo dices, y mantener una vigilancia sobre el lenguaje que usan tus hijos. Explícales claramente que efecto tienen sus palabras, sobre los demás pero sobre todo sobre ellos mismos. Enséñales a ser selectivos con lo que dicen y a tratar de emplear siempre palabras positivas o neutras. Paulatinamente comenzara a hacerse costumbre para ellos expresarse en los términos que quieren ser percibidos y con la energía de quienes quieren ser.

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