martes, 21 de mayo de 2013

Lo que sientes es parte de lo que eres

Una de las principales metas de la educación, tanto la académica como la que damos los padres en casa, tiene que ver con enseñarles a los niños "autocontrol". Por años hemos asumido que debemos controlar nuestras emociones. Muchos de nosotros como adultos nos esforzamos (muchas veces inútilmente  en controlar las nuestras. Frecuentemente vemos a padres o maestros castigar una reacción emocional de los niños, bien sea rabia, frustración, miedo, angustia ..Se supone que le enseñamos al niño a insertarse en la sociedad, y nos olvidamos que muchos de los graves problemas que vive nuestra sociedad actualmente tiene que ver precisamente con ignorar el valor de las emociones.

Lo cierto es que las emociones existen por una importante razón. Según Wikipedia "Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos."  Repito, las emociones son una ADAPTACION al medio ambiente, es decir, una característica que permite aumentar las posibilidades de supervivencia de los individuos que la muestran. En otras palabras, nuestras emociones, nos permiten sobrevivir. ¿Que sentido tiene entonces suprimirlas?



No estoy proponiendo que dejemos que nuestras reacciones estén determinadas únicamente por nuestras emociones. Creo que lo que debemos enseñarle a nuestros hijos es a comprender las emociones, tanto las positivas como las negativas como mensajes, como reacciones ante algo, y en ese sentido aceptarlas y vivirlas. Para ello, debemos comenzar por admitir la emoción, valorarla y apreciarla. Darle nombre es importante en este proceso. Enseñarle al niño a nombrarla de manera apropiada: siento miedo, siento rabia, siento alegría, siento amor. Esto puede no ser tan fácil en algunos casos, sobre todo para los adultos porque no estamos acostumbrados a vivir nuestras emociones. Muchas veces confundimos miedo con amor, rabia con frustración, etc. A medida que aprendemos a escuchar nuestras emociones, es mas sencillo identificarlas. Lo siguiente es encontrar la manera mas apropiada para dejar fluir la emoción sin hacerse daño a ellos mismos o a los demás. Esto aplica tanto a emociones positivas como negativas. Por ejemplo una adolescente puede hacerse daño al involucrarse en una relación sexual para la cual no está preparada, por amor. O un niño puede morder a otro porque no encuentra mejor manera de expresar su frustración. Es importante que como adultos ayudemos a nuestros hijos a conseguir un lugar seguro donde puedan expresarse libremente. Si nosotros como padres no podemos proveer ese lugar, ellos lo buscaran en otro lado. Una vez que hayamos dejado fluir la emoción, y hayamos liberado esa energía, entonces podremos recurrir al raciocinio, y tratar de entender de donde nació esa emoción, que pensamientos y creencias la originaron. Buscar la causa que originó la emoción y trabajar sobre ella, y no sobre la emoción, es la clave para poder mantener un equilibrio en nuestras vidas, mantener el péndulo con una pequeña oscilación, pero sin dejar que se vaya de un extremo a otro.

"Los sentimientos disparan reacciones inconscientes que aprendimos cuando niños, y se vuelven hábitos y comportamientos de por vida". Luis Diaz

miércoles, 17 de abril de 2013

Yo no me rindo

Desde hace ya unos cuantos meses que no escribo en este blog, no porque haya dejado de interesarme, sino simplemente por falta de tiempo. En Venezuela estamos demasiado consumidos por el vertiginosos desarrollo de acontecimientos para poder detenernos a reflexionar por mucho tiempo. Y cuando hay tiempo de reflexionar a menudo no hay tiempo de escribir. 
Hoy quiero compartir esta reflexión con ustedes. Aun cuando la misma no atañe directamente al tema de este blog, que es la maternidad, si creo que es un importante mensaje para mis hijos en el futuro, y por eso quiero incluirla aquí  Tiene que ver con la capacidad de mantenerse firme, de no rendirse y de automotivarse, lo cual creo que es una importante cualidad para ser feliz. 
Ayer alguien escribía en el FB, con relación a lo que esta ocurriendo en el panorama político de Venezuela, lo siguiente:

"No soy pesimista, soy realista, y siento que contemos, marchemos, cacerolemos, igualito nos jodieron"

Conteste a este comentario manifestando mi desacuerdo y diciendole a la persona que solo puede ser victima quien se comporta como victima. La  persona se molestó con mi comentario, lo borró y me elimino de su grupo de amigos. Y eso que es de las que pregona tolerancia e inclusion...pero bueno, eso es harina de otro costal.

Lo cierto es que creo firmemente en eso de que solo nos convertimos en víctimas cuando tomamos una actitud de victima ante la vida, simplemente porque es nuestra respuesta ante lo que nos pasa lo que realmente nos define. 

Desde ayer he visto rodando tanto en las redes como en la gente en la calle esa actitud de victima, de desesperanza, de desanimo. Y por eso quiero compartir unas reflexiones que hice al respecto en FB. Aqui van:

Susana Gonzalez Rico Estoy leyendo todos estos mensajes y me parece increíble que a solo dos días de lucha ya todos piensen que las esperanzas están perdidas. ¿Por qué? ¿Porque la vida parece normal? ¿Y que pretenden, que nos quedemos encerrados esperando por instrucciones? ¿Que salgamos a la calle a paralizar el país? Eso ya lo hicimos una vez, guiados por una rabia ciega y no sirvió para nada, mas bien nos funcionó en contra. ¿No lo recuerdan? Yo siento que por primera vez en muchos años las cosas se están haciendo con inteligencia, y con unión. Y que si la gente se va de fin de semana largo? El lunes que viene estarán de regreso con los mismos problemas, con el mismo disgusto, con las mismas pruebas. El chavismo quiere (y así lo hizo por 14 años) que pensemos que no hay salidas, que ellos hacen lo que quieren y que no hay nada que podamos hacer. eso se llama desesperanza aprendida. Cuando le hacen eso a los ratones, llega un punto en que no buscan mas la salida del laberinto. Nosotros no somos ratones, nos hemos mantenido en pie por muchos años, y la esperanza sigue ahí  ¿Quien iba a pensar en Diciembre que el 14A iba a pasar lo que pasó? Yo si creo en los milagros, los que se construyen con trabajo, perseverancia, paz. Creo en mi líder, y creo que el no se merece nuestro desanimo porque el nunca se ha desanimado. ¿Se imaginan si Capriles hubiera dicho cuando le propusieron lanzarse de nuevo, que para que, que los chavistas van a hacer trampa, que total para que si nadie va a ir a votar, ya vieron lo que pasó en diciembre? Pero no, el levanto la esperanza de todos, nos hizo creer. A él y al país le debemos el mantenernos motivados. Es nuestra responsabilidad con nosotros y con nuestra familia, con nuestra comunidad. Y sobre todo tengamos la responsabilidad de no ser portadores de desesperanza, no seamos cómplices de los chavistas. Si nos sentimos decaídos un día (y claro que va a pasar, somos humanos) pues no escribamos ese día nada en FB. Dediquémonos a guardar silencio y a pensar porque nos sentimos así  Asumamos nuestra responsabilidad y nuestro papel en que las cosas cambien, para siempre. Disculpen si soy dura con esto, ayer alguien me borró los mensajes porque comenté algo parecido. El país que queremos depende de nosotros. Por eso #YoNoMeRindo.

martes, 26 de marzo de 2013

Sigo siendo tu

 Mi Sana-sana-colita de rana: 


Tu recuerdo me sorprendió esta mañana desde lo profundo de mis ojos trasnochados, cuando inspeccionaba una nueva cana en el espejo. Siempre te he sabido presente, pero tu silencio se ha hecho tan cotidiano que creí haber extraviado el camino. Hoy emprendo el regreso a ti a través de estas líneas. Aferrada a un lápiz y un cuaderno, y con el corazón ansioso de verte, me lanzo por el tobogán más alto y aterrizo muerta de risa en un charquito de lodo.
Te veo jugando en aquel parque donde todo era posible: construir un fuerte indestructible con las piedras que recogías en tu franela, llegar a lo más alto de las barras de colores como un hábil escalador o crecer de golpe un metro en el sube y baja. Allí estás, meciéndote en un columpio, con tus ojos grandes, tu nariz siempre sucia y el cabello pegado a la frente por el sudor. Con cada impulso la falda de tu uniforme deja ver tus pantaletas de algodón, atrevimiento que constituye un pequeño precio por la libertad de volar. En una esquina están tirados el bulto, la lonchera metálica y la nota que le mandó la maestra a tu mamá, quejándose de que hablas mucho en clases.
Chiquita, dame un abrazo. ¡Hace tanto tiempo que quería volver a ti! Déjame mirarte: estas igualita. Te extrañé, ¿sabes? No llores. Sacúdete el miedo de las pestañas y sóplate los mocos en mi pañuelo. Sé que tú también me extrañaste, pero ya estoy aquí y te prometo que esta vez no me voy. Así que pon una sonrisa en tu boca desdentada y cuéntame tus sueños, tus grandes aventuras, tus libros favoritos. Háblame de tus éxitos, de las sombras de tu cuarto, de cómo te raspaste las rodillas, de tus patines nuevos y de ese niño que te hizo llorar. Recítame la poesía que aprendiste en la escuela, y cántame tu canción preferida.
Siéntate un ratito aquí a mi lado. Hay tanto que quiero decirte, y tanto que necesito aprender de ti. Pasé años intentando protegerte del mundo, sin darme cuenta de cuánto necesitaba la sabiduría de tu inocencia: tu capacidad de ser quien eres, sin dudas ni cuestionamientos, y tu confianza en tus sentimientos e instintos. Me preocupaban tanto los demás, sus opiniones, que olvide quien eras y te fuiste desdibujando detrás de disfraces y maquillajes. Mi pequeña, no dejes nunca que ni yo ni nadie te cambie, o te diga lo que vales. Continúa pintando tus garabatos de colores, aunque no le gusten a la maestra. Sigue vistiéndote con la ropa que te gusta, aunque no combine, y no esté a la moda. Escribe con tu propia letra, y quema esos cuadernos de caligrafía Palmer que pretenden uniformarte. Canta a todo pulmón aunque desafines. Baila bajo la lluvia aunque te resfríes. Y si tu mamá se pone brava, dale un besito y un abrazo, y verás que rápido se le quita.
No olvides que te amo con todo mi corazón. Te amo con tus cuadernos emborronados y tu manía de sacarte las medias al llegar a casa, con tus labios finos y tus cachetes gorditos. Te amo porque no te gusta jugar con ollitas ni muñecas. Porque odias perder al monopolio o al parchís. Porque el asombro hace que brillen tus ojos. Porque te da un ataque de tos cada vez que corres. Te amo porque te encanta leer e imaginar aventuras increíbles. Porque lloras desconsolada en las películas tristes y detestas las injusticias. Porque eres capaz de empujar al piso a un niño más grande que tú, para hacer valer tus derechos o defender a un amigo. Te amo con tus erupciones en la piel y la nariz tupida. Con tus berrinches, tú manía de inspeccionar las gavetas de las mesillas de noche y conocer los baños ajenos. Te amo porque te olvidas del tiempo cuando pintas, porque confías en la bondad del mundo y porque pasas semanas pensando en un regalo que haga sonreír a tu papá. Te amo con tu poca paciencia, tu deseo de ser independiente y tu frustración cuando las cosas no salen como quieres.
Ven, déjame darte un beso. Me gusta verte feliz. Es esencial intentar ser feliz, siempre, sin importar lo que la vida te ponga enfrente. Lucha por tu felicidad con todas tus fuerzas. Cultívala. Hazla tuya, apodérate de ella. Encuéntrala en las cosas más simples, en el día a día. No la dejes en manos de otros. Cuídala como un tesoro, vale más que el dinero y la fama. Puede que te sea difícil defenderla, algunos te tacharan de rebelde, de mala conducta, de egoísta. Tal vez tengas que sacrificar algunas cosas o personas por ella. Pero los que de verdad te amamos, queremos que seas feliz. Aquellos que ponen condiciones a tu felicidad no deberían tener espacio en tu vida.
Mi niña interior, mi verdadero yo, mi hermosa y amada chiquita de luz. Estoy tan agradecida a la vida por volver a encontrarte. Prométeme que no me vas a abandonar, que siempre vas a estar cerca, para despertarme con el entusiasmo de quien sabe que la vida es una aventura día tras día. Recuérdame que somos invencibles y que la magia existe. Enséñame a perdonar y olvidar. A vivir intensamente, sin pensar y sin calcular. Acuéstate conmigo en las noches, préstame tu almohadita y acúname con ternura. Sóbame la cabeza con tus manitas, y recuérdame que equivocarse es la única manera de aprender, y que mañana será otro día. Consuélame con tu risa llena de futuro. Préstame tus ojitos para mirar el mundo con asombro e ingenuidad. Llévate todos los miedos con tu inocencia, y hazme “sana-sana” en mis heridas, para que curen rapidito. Y sobre todo no me dejes olvidar nunca que sigo siendo tú.
Y ahora dime, a qué quieres jugar ¿a la ere o a las escondidas?

lunes, 24 de diciembre de 2012

Feliz Navidad

Desde este pequeño rincón que comparto con Uds. quiero aprovechar para desearles a todos mis amigos una feliz Nochebuena y una Navidad llena de amor, armonía, felicidad, luz y paz. Recuerden guardar un espacio para recordar con sus familias la importancia espiritual de estas fechas y tomarse unos instantes para conectarse con el amor y la celebración de la vida que significa el día de Navidad. Disfruten sanamente, cuidense y reciban un fuerte abrazo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Los cariños y arrumacos como medicina preventiva.



Hace unos días tuve el placer de asistir a unas Jornadas tituladas "Dolores sin lágrimas: Aproximaciones al dolor psíquico vivido por el cuerpo", organizadas por la Asociación Creando Salud. Fueron dos días muy interesantes donde exploramos de la mano de médicos, biólogos, psiquiatras, psicólogos y otros profesionales, que el dolor y la enfermedad son a menudo un reflejo de las angustias y abandonos que vivimos.


Lo cierto es que esto hoy en día no sorprende a nadie, porque muchos estamos conscientes de la importancia del manejo de las emociones para mantener la salud. Sin embargo, como padres, muchas veces nos olvidamos de la influencia de las emociones de nuestros hijos en su salud, presente y futura. Con frecuencia consideramos las emociones de nuestros hijos como caprichos o manipulaciones, ignorándolas, exigiéndoles que las controlen (aún cuando nosotros mismos no hemos aprendido como hacerlo) o pretendiendo cambiarlas. La verdad es que el impacto que tienen nuestras emociones en nuestra salud, va mucho más allá de lo que normalmente pensamos.

Un ejemplo muy claro de este impacto, que apenas empezamos a entender, fue evidente para mí en estas Jornadas. Si bien las mismas no estaban dirigidas a padres, en prácticamente todas las conferencias se discutió el vínculo que existe entre la relación de la madre con el bebé recién nacido y el desarrollo de las llamadas "enfermedades psicosomáticas". Cuando el bebé no obtiene respuesta a sus necesidades físicas y emocionales a través del contacto amoroso de su madre, no logra crear el vínculo necesario para construir los símbolos mentales que le permitan manifestar sus ansiedades. Al carecer de estos símbolos el bebé busca como liberarse de sus angustias manifestándolas a través de su cuerpo. En palabras de los psicólogos: "Para la Escuela Psicosomática de París (Marty, M´Uzan, David, Fain, 1993), el psicosomático" está  caracterizado por una "insuficiencia en la mentalización", que le impide la expresión psíquica de sus conflictos. A causa de un desamparo inicial producto del vínculo con una madre narcisista que promueve un vacío psicológico, en el cual se impide el despliegue del espacio simbólico de la fantasía y abre el camino a la acción directa corporal. Al no ser atendidas las señales indicadoras de sus deseos, el bebé las paraliza y produce respuestas corporales patológicas que equivalen a los primeros síntomas psicosomáticos."

¿Qué significa todo esto para nosotros como padres? Pues a mi entender, significa tener mayor conciencia de la importancia que tienen nuestras acciones, gestos y palabras, para el desarrollo integral de nuestros hijos. Entender y tener siempre consciente que dedicarle tiempo y amor a nuestros bebes no es malcriarlos, ni consentirlos, sino que es entre otras cosas, la mejor forma de garantizar una excelente salud para ellos en el futuro. Si las madres modernas entienden el importante rol que juegan en el desarrollo de la sociedad humana, y dejan de luchar contra sus propios instintos, si entendemos que el tiempo que pasamos con nuestros bebes es sagrado, y no una pérdida de tiempo, entonces estaremos criando/creando una sociedad mas sana tanto emocional, como físicamente.

Para finalizar, comparto con Uds. una cita del pediatra y psicoanalista inglés D. W. Winnicott, que copié de una de las presentaciones y me pareció impactante:

"La necesidad primaria del bebé 
no es el alimento,
sino ser alimentado 
por alguien que ame alimentarlo"

jueves, 22 de noviembre de 2012

Si no te portas bien...el Niño Jesús no te va a traer juguetes.

"Querido Niño Jesús, si sigues insistiendo en que me porte bien, voy a tener que decirle a mis padres que ya sé que no existes." SGR


A medida que se acerca la temporada navideña, me empieza a entrar siempre una especie de sentimiento de culpa. Nosotros, como casi todos los padres hemos caído en la trampa del Niño Jesús. Mis dos hijos creen que en la mágica noche de la Navidad el Niño Jesús (o Santa que trabaja en sociedad con él), vienen a casa a traer los regalos a los niños que se portan bien. La verdad es que estoy empezando a pensar que esto del Niño Jesús es una idea terrible.
En primer lugar, a  medida que mi hijo mayor va creciendo, sus preguntas se hacen cada vez mas difíciles de responder, y no sólo me siento culpable de mentirle, sino que temo que en cualquier momento se va a dar cuenta de que lo he estado engañando. Y no puedo evitar preguntarme como me sentiría yo si mis padres, que se supone que son las personas mas cercanas a mi, me han estado mintiendo durante varios años. 

En segundo lugar, me siento mal cuando alguien le dice a mis hijos que si no se portan bien, el Niño Jesús no les va a traer nada. Creo que ellos saben mejor que nadie, que no importa la cantidad de travesuras, siempre van a encontrar sus juguetes favoritos bajo el arbolito. Y ademas tengo dos grandes problemas con esto: 1- ¿Quien es Santa para decir que es lo que esta bien o no en cuanto al comportamiento de mis hijos? y 2- ¿Porque el amor de Santa debe estar condicionado a como se porten mis hijos?

A mi parecer el mito de Santa o el Niño Jesús es algo nocivo para nuestros hijos, porque les enseñan que deben dejar de ser lo que ellos son, y comportarse de cierta manera para obtener lo que quieren. En otras palabras, les enseña a ser deshonestos con ellos mismos.

Foto de Canciones de navidad
Trato de entender porque esta tradición existe  y encontrar respuestas al porque los padres nos metemos en este rollo. Supongo que en algún momento alguien pensó que esta era una buena forma de mantener a los niños bien comportados. Muchos nos mentimos diciendo que es una de las ilusiones que definen la infancia, la inocencia...¿Y esa inocencia se merece que nos burlemos de ella?. La verdad es que, cuanto mas lo pienso, mas egoísta me parece hacerle esto a los niños. 


Pero por otro lado, no se como salir de este atolladero. ¿Cómo se sentirían mis chamos si fueran los únicos que no creyeran en el Niño Jesús? ¿Cómo explicarles a los que los rodean en el colegio, la familia y los amigos que nuestros hijos no creen en Santa?

En fin...un problema difícil de solucionar. ¿Alguien tiene sugerencias?


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Dale un tecito para que se tranquilize.

Tengo la suerte de tener dos maravillosos hijos varones. Como todos los niños, a mis hijos les encanta jugar y estar en movimiento. El mayor tiene siete años y medio, como el mismo dice con mucho orgullo, y le encanta jugar videojuegos y ver vídeos en Youtube. Es muy bueno en matemáticas, no tanto en educación física, y en general no tiene mucha paciencia. Pero es muy responsable: hace sus tareas solo, y cuando yo llego del trabajo lo ayudo a corregir lo que ya hizo o completar lo que no pudo hacer solo. Su hermanito tiene 2 añitos, y le encanta cantar, bailar y correr. No le gusta sentarse a hacer tareas, pero le gusta colorear.

En resumen, tengo dos hijos muy distintos entre si, con sus cosas extraordinarias cada uno, pero dentro de todo, niños normales. Por eso me sorprendió cuando la nueva maestra de mi hijo mayor, que esta empezando segundo grado, me dijo que el era un niño "nervioso". No entendí que quería decir con eso, y le pregunté. Me dijo que el se paraba, se sentaba, se le caían las cosas...y que en eso perdía mucho tiempo. Efectivamente, mi hijo es así, pero considero, por lo que he visto, que esta es la conducta normal de un niño de su edad. Le pregunté a su maestra, algo sorprendida, si era el único así en el salón y me contestó que no, que tenía varios niños "problemáticos". Es decir que ese comportamiento, que yo encuentro completamente normal, era considerado por la maestra como "problemático". Y como si fuera poco, completó su "diagnóstico" recomendándome que le diera un tecito o unas flores de Bach para que se tranquilizara.

Por supuesto que salí un poco indignada de esta conversación. Me hizo recordar un debate que he seguido ya por algún tiempo con relación a los niños diagnosticados con Síndrome de Deficiencia de Atención e Hiperactividad. Algunos sociólogos consideran el SDAH como un "ejemplo clásico de la medicalización de una conducta diferente, que redefine un problema no médico, como un sindrome clínico" (Parrillo, Vincent (2008). Encyclopedia of Social Problems. SAGE. p. 63.ISBN 978-1-4129-4165-5. Retrieved 2009-05-02.). Mi muy personal opinión es que probablemente existan algunos casos reales de desbalance de neurotransmisores que requieran el uso de medicación, pero que en un alto porcentaje de casos no se justifica que los niños sean diagnosticados y medicados por un comportamiento completamente normal a su edad. Y honestamente me cuesta creer que cerca del 15% de los niños de EEUU sufran de un desorden neurológico y necesiten ser medicados.


Los adultos nos hemos olvidado de lo que es normal en el desarrollo humano, y pretendemos que los niños son un disco duro vacío en el cual grabar información. Nos olvidamos de la importancia del juego, de la actividad física, del descanso, de la creatividad, en nuestro desarrollo como seres integrales. Pretender que un niño que esta en formación se mantenga sentado en una silla, en silencio y concentrado en una labor, por mas de media hora, no es natural.  Por supuesto es mas fácil que lo haga cuando lo tranquilizamos con un tecito o con medicamentos, y probablemente eso haga muy feliz a sus maestros y a algunos padres. Tampoco estoy segura de que  la respuesta de la educación tradicional sea mejor: castigarlo, y hacerlo sentir mal por lo que para el es natural afecta su autoestima y puede dejar importantes secuelas. Además, pensar que todos los niños tienen que tener las mismas destrezas y habilidades, el mismo temperamento, los mismos gustos, es negar la individualidad que nos hace únicos.

Para terminar mi historia, cuando la maestra me preguntó si había algo en casa que causara el "nerviosismo" de mi hijo le conteste que probablemente era mi culpa, porque yo era también así cuando era pequeña: intranquila, habladora, curiosa, inquieta, soñadora. A mi no me dieron ningún tecito, gracias a Dios, porque hoy en día considero que esas características, algunos son algunos de los rasgos mas positivos de mi personalidad. Si no contara con esas cualidades, no tendría la profesión que tengo para empezar, ya que vivo de hablar y de curiosear. 

Supongo que la maestra hubiera querido castigarme por ser tan "contestona", pero afortunadamente no soy una de sus alumnas.










miércoles, 31 de octubre de 2012

Vamos a "cepillarnos" la mente

Como padres, y casi desde el nacimiento de nuestro primer hijo nos obsesionamos con la higiene. Yo he aprendido que esto no es necesariamente sano, ni para ellos ni para nosotros. Pensamos que manteniendo a nuestros hijos casi estériles los protegemos de enfermedades, pero lo cierto es que la ciencia recién empieza a entender que el exceso de higiene puede ser mas perjudicial que beneficioso.

Pero en realidad no es de esto que quiero hablarles hoy. Lo que quiero plantear es que, al igual que exigimos a nuestros hijos (y a nosotros) cepillarnos los dientes luego de cada comida, y lavarnos las manos al llegar de la calle, deberíamos educarlos en la necesidad de cuidar su mente y hacer higiene preventiva de sus pensamientos.

Durante años he escuchado de la higiene mental y de la importancia de limitar los contenidos violentos que ven nuestros hijos. Pero ha sido solo recientemente que he comenzado a entender en profundidad la importancia de esta "prevención". Como parte de un proceso de crecimiento personal me he puesto "a dieta" mental. Ese régimen que no es mas que una toma de consciencia y de responsabilidad con relación a lo que dejo que llegue a mis pensamientos, me ha permitido darme cuenta de la cantidad de cosas negativas a la que sometemos a nuestra mente. Los mensajes negativos están alrededor de nosotros todo el tiempo: libros, comerciales, películas, frases, conversaciones, etc. etc. Incluso muchas veces en material que consideramos "seguro" como canciones o programas de comedia, están llenos de mensajes que distorsionan nuestro contacto con nosotros mismos. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de que están allí, y los dejamos pasar. Pero cuando empezamos a vivir expandiendo nuestra conciencia, empezamos realmente escuchar lo que antes solo oíamos.

Al igual que en muchas otras áreas de la vida de nuestros hijos, es nuestra responsabilidad proteger a nuestros hijos de los mensajes que consideramos peligrosos para su salud mental. Yo particularmente tengo varones, así que me preocupo mucho por la violencia, no solo de los juegos de vídeo  sino en los cuentos y canciones infantiles. Pero hay muchos otros temas que son de igual importancia y relevancia: mensajes que les dan en el colegio, con las evaluaciones, en las clases de deportes, los abuelos, etc. Mensajes que tienen que ver con que el mundo es injusto, con que hay buenos y malos, con que hay que ganarse las cosas haciendo sacrificios, con que solo el mas fuerte sobrevive...

Te invito a escuchar con la mente abierta los mensajes que le da la vida (y tu) a tus hijos. A pensar acerca de lo que hay detrás de cada instrucción, y a conversar mucho, mucho, mucho. Obviamente no todos los mensajes pueden ser filtrados o controlados por los padres, pero conversando y discutiendo con nuestra familia acerca de ellos, les enseñamos a nuestros hijos a ser críticos con lo que creen, a preguntarse si realmente las cosas son de una manera u otra, y a que ellos mismos expandan su conciencia.

Y me encantaría que me contaras ¿que mensajes ocultos has encontrado en el entorno de tus hijos?

miércoles, 10 de octubre de 2012

Aprendiendo de la derrota.


En primer lugar, quiero pedirles disculpas por que este post cambia un poco la tónica habitual de mi blog. Normalmente me enfoco en mis hijos y experiencias que vivo con ellos. Pero sumida como estoy aún en las múltiples emociones del pasado fin de semana, por las elecciones presidenciales en Venezuela, no podía dejar de escribir sobre esto.

Me voy a tomar la libertad de compartir con Uds. el mensaje que le escribió mi sobrino a su mamá. El se llama Gustavo y es un maravilloso muchacho, lleno de vida y alegría, siempre con la sonrisa a flor de piel. Por primera vez en su vida, lleno de ilusión y esperanza, este fin de semana ejerció su derecho al voto, desde Alemania donde está estudiando. 


"Mami, te quería responder este mensaje en cuanto lo vi, pero de verdad decidí que no podía mas y trate de irme a dormir. No se si mucho de ustedes Venezolanos lo lograron, pero yo no he podido pegar ni un ojo. Calmarme, eso sí que lo he hecho pero aun falta.
En cuanto a tu mensaje, lastimosamente no estoy decaído, estoy tumbado. Ya veremos como el tiempo eventualmente ayuda a levantarme, pero ningún comentario de nadie y me de consolación tiene ese poder. 

Ese mensaje, esos números, la verdad tienen muy poco valor. Estaba claro que aumentaríamos, al igual que está claro que seguirá aumentando, pero con esos números lo único que haces es decirte a ti mismo "en las próximas llegaremos al número correcto, a lo suficiente para ganar". Con esa misma idea me he formado toda (disculpen la palabra) MI PUTA VIDA. 

Hablas de que el futuro es mío, y todo eso. Es cierto lo es, pero a mi modo de vista me congelaron y robaron 6 años de futuro, no solo mío sino de todos. Seis años más en la misma situación, seis años mas de desespero constante, incertidumbre de no saber que va a pasar. Si el día de mañana podré hablar con la misma gente y si todo ahí estará. Nadie se merece eso, no importa ideología ni opinión política, eso es un hecho.

Las palabras del Tío la verdad, que ni las entendí. Si no lo intentas por sea el motivo que sea, no tienes porque sentirte defraudado. Porque?? No hiciste nada al respecto pudiendo haberlo hecho. a demás yo personalmente no me siento defraudado en lo absoluto. Me siento impotente a pesar de haber votado, me siento triste por saber que tengo que ver a Venezuela seis años mas por ese mismo camino, me siento asqueado por la ignorancia de muchos. El país, Venezuela si sigue ahí y nadie lo borrara del mapa. Mi país, eso es una cosa totalmente diferente. Mi país fue en el que yo nací hace ya 19 años. El país en el cual vives no es ni la sombra de aquel y mucho menos la sombra de lo que puede ser y quiero que sea.

Ahora esto si va dedicado a ti directa y personalmente. Aprecio que me quieras consolar de cualquier modo pero no gracias. Yo te quiero, te aprecio, y te seguiré queriendo. Te deseo y deseare todo lo mejor en todos los aspecto para ti y todos a tu alrededor, pero de política o sobre MI país o el tuyo no quiero que hablemos. Espero que la próxima vez que vaya, quien sabe cuándo y por cual motivo, compartamos más que un solo día y que sean como cuando yo era pequeño.

Mami tu sabes que yo los adoro y como me dijiste tu por teléfono, seguirán haciendo lo mismo de siempre como si nada hubiera pasado. Yo como ya te dije también, no los quiero ahí, en medio de un peligro constante y un país que se les viene encima en todos los ámbitos. Lamentablemente yo sé que no es fácil. 

Los quiero demasiado a todos, y tú sabes cuánto los amo y adoro. Por favor cuídense demasiado y que nada les pase, porque no me lo perdono. Habrá que aguantar y echar pa' lante. 

PD: Escribo sin ánimos de consuelo, solo necesitaba desahogarme. Si tienen algo que decir sean precisos porque no quiero tema de discusión o desacuerdo. Esas palabra fueron simplemente lo que hoy Lunes 08/10/2012 a las 12:11PM hora de Alemania, salieron de mi mente y mañana será otro día."


Varias cosas me pasaron por la mente después de leer esto. En primer lugar una enorme tristeza de saber que un joven venezolano podía sentirse tan decepcionado del país, tan ajeno a su propia tierra. En segundo lugar la me llama la atención que el está convencido de que no tiene futuro, de que esa decisión le arrebata su felicidad.

Desde el punto de vista personal su escrito me hizo pensar en la importancia de que nuestros muchachos aprendan a manejar su vida desde el punto de vista emocional y a distinguir entre las circunstancias externas y la actitud con la cual las enfrentamos.

La verdad es que cuando obtenemos algo distinto a lo que deseábamos como resultado de nuestras acciones, es normal tener sentimientos de frustración, impotencia y tristeza. Pero cuando dejamos a un lado los juicios y entendemos que nada de lo que pasa es bueno o malo, y que todo puede ser para crecer, nuestra visión cambia. Se nos hace mucho más sencillo entonces aceptar y dejarlo fluir. Cuando entendemos que solo nosotros tenemos el control sobre cómo nos sentimos y como afrontamos nuestra realidad, entonces es mas sencillo salir de la tristeza y enfocarnos en emprender un nuevo camino. 

Por eso he insistido en volver a nosotros mismos la mirada en estos momentos y tratar de buscar soluciones, cambiar patrones, y asumir responsabilidades. Solo así podemos aprender las lecciones y seguir creciendo y andando hacia lo que queremos, sin juicios ni apegos.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Deja de llorar, que ningún niño esta triste.



En estos días el mundo de nosotras las madres está marcado por la vuelta a clases de nuestros chiquitos. Eso significa cambios y adaptaciones para todos en casa, después de casi dos meses de vacaciones. Y adaptarse a cosas nuevas, siempre requiere de tiempo y paciencia. Pero en este mundo agitado y apurado para no llegar a ningún lado, el tiempo y la paciencia no son bien vistos. 

En la guardería a la que asiste mi pequeñito de dos años, los niños lloran desconsolados cuando sus padres los dejan. Mi chiquito también llora, yo lo abrazo. Los padres primerizos lloran. Los que ya hemos pasado por esto antes nos vamos con el corazón arrugado, pero con la convicción de que todo va a estar bien. Las maestras se ríen, porque saben que repiten el ritual de todos los años. En el fondo, todos sabemos que es “normal” que las primeras semanas sean difíciles, y que para el niño es una valiosa experiencia.



De vez en cuando vemos a algunos padres que regañan a sus hijos o los increpan a que no lloren. Otros tratan de convencerlos de que no deben estar tristes. Algunos los comparan con otros niños que van felices, y otros simplemente disminuyen la importancia de lo que el niño está sintiendo. Creemos que de esa manera calmamos a nuestros hijos, y ni siquiera nos detenemos a pensar lo que está detrás de esos sentimientos.

Y eso mismo lo hacemos en nuestra vida, y con nuestros sentimientos, porque así nos enseñaron. Si me siento triste, salgo a comprarme algo, o a echarme unos palos, o a buscar a alguien alegre que me saque de esta depre. Pero pocas veces nos detenemos a pensar porque me siento de esta manera, a conectarme con ese sentimiento.Lo cierto es que nuestros sentimientos, y los de nuestros hijos, son la manera que tiene nuestro cuerpo y nuestra alma de expresarse, y son parte de lo que somos como seres humanos. 

Los sentimientos son un feedback interno. Cuando ignoramos nuestros sentimientos, nos ignoramos a nosotros mismos. Cuando le enseñamos a nuestros hijos a no dar valor a lo que sienten, les enseñamos a que no confíen en sí mismos, a no valorarse. Les enseñamos que son los demás los que deben decirle como sentirse, y que si los demás están contentos y felices, ellos deben estarlo también, aunque se sientan en realidad miserables.

El coach Luis Diaz lo explica maravillosamente en el siguiente video.





Por eso te invito a evitar decirles a tus hijos como deben sentirse. Trata de entender porque se están sintiendo de esa manera, y ayúdalos a ellos a comprenderlo también. Abrázalos, consuélalos, diles que los quieres. Aprende a aceptar lo que sientes y dejarlo fluir y enséñales a tus hijos a hacerlo también. Recuerda que nuestros sentimientos, tanto buenos como malos, son parte de lo que somos. Aceptémonos y amémonos como somos.