viernes, 29 de abril de 2011

Dejate de andar creyendo en cuentos de hadas

Eso si es verdad que me lo dijo mi mamá muuuuuuuuchas veces. Siempre he sido una soñadora. Hoy con los ojos todavia húmedos despues de ver la boda real, confirmo que sigo siendolo.  Y no es que yo quisiera estar en los zapatos de esta hermosa princesa moderna, con menos ilusiones que Lady Di en su momento, con mucha mas experiencia, sin prueba de castidad, pero seguramente igual de enamorada. Nunca me he sentido identificada con princesas y con Barbies. Mi romanticismo es de otro tipo, de caballeros y dragones, de damisela rebelde, de luchas por igualdad . La verdad es que no le envidio ni un poquitin la posición a ninguno de los protagonistas de tan magno evento, que como aprendimos con la tragica vida de la madre del novio, a pesar de todos sus lujos y glamour, no son mas felices que ninguno de nosotros, que tenemos la libertad de hacer de nuestras vidas lo que queramos. 

Si soy una soñadora, y a pesar de que por ser asi me he llevado muchos tortazos en la vida, no creo que valga la pena vivir de otra manera que no sea soñando. Mamita linda, lo siento mucho, sigo creyendo en cuentos de hadas. Tengo los pies puestos en la tierra, pero aun sueño con volar. Y quisiera que mis hijos sean soñadores toda su vida, que sueñen lo que parece inalcanzable, que sueñen bonito, que sueñen libres...

Quizas por eso esta boda de principes me conmovió mucho. Primero por la respuesta que despertó en la gente, lo que me hace pensar que alrededor del mundo aun hay muchos soñadores sentimentales, que creen en el amor verdadero y que lo celebran como si les sucediera a ellos. 


En segundo lugar, porque la euforia popular que se vivia en las calles de Londres, demuestra que la gente aun tiene un gran respeto por sus instituciones, cosa que aqui en el "nuevo" mundo no entendemos. Para los ingleses su monarquia es parte de su patrimonio cultural, de su historia, de ellos...por eso para ellos la boda de Guillermo es casi la boda de un familiar.

Finalmente, me conmovió ver como los organizadores de esta ceremonia, relativamente sencilla dada la investidura de los implicados, se esmeraron en incluir a todas las regiones del reino en la simbologia de la misma, reforzando la idea de la unidad...irlandeses, escoceses, galeses...todos representados en este acto. Yo quisiera que en mi país todos fueramos representados, todos fueramos tomados en cuenta, todos nos sintieramos parte de algo.

Ese sueño parece en este momento histórico muy lejano, pero sigo soñando que sea realidad para mis hijos.

martes, 26 de abril de 2011

Deja que tu bebe pase trabajo para que se acostumbre a que la vida es dura

Para comenzar debo aclarar que esta frase no es de mi querida madre, sino de una conocida actriz cómica Venezolana. Escuche hoy en la radio que este habia sido su consejo a una futura mamá primeriza, conversando acerca de las posibles opciones de parto. La verdad es que, aunque se supone que fue una especie de chiste, esta frase me impactó profundamente. Es cierto que la vida tiene sus momentos dificiles, los cuales tenemos que afrontar con las herramientas que tenemos.En cualquier caso criar a un hijo con amor y respeto es darle las herramientas apropiadas para afrontar esos momentos dificiles. Pero mas alla de eso,  criar a un hijo con la visión de prepararlo para una vida dura es transmitirle que vivir es sufrimiento y no placer, es dolor y no felicidad, es abandono y no amor. ¿Que clase de vida es esa? ¿Para que traer al mundo una nueva vida cuando pensamos que viene es a sufrir?

Los padres tenemos la responsabilidad de amar la vida intensamente, porque solo con el ejemplo podemos enseñarles que la vida es un tesoro, y que ellos son la maxima representación de ese amor por la vida. Amar a la vida con todos sus momentos, respetando las diferencias con los demás, como un aprendizaje continuo...¿que mejor cosa le podemos regalar a nuestros hijos que esto? 

El otro dia leí un artículo que reportaba que los hijos no nos hacen mas felices (leer el articulo aqui). En el artículo publicado en la revista Population and Development Review, se indica que los padres menores de 30 años están menos contentos que sus coetáneos sin hijos. Y mientras más hijos, la tendencia es más negativa. Los padres con dos hijos son más infelices que los que apenas tienen uno y estos, a su vez, viven más frustrados que quienes no son padres aún. En primer lugar, nadie nos puede hacer felices, porque la felicidad debe nacer de nosotros: poner sobre los hombros de los hijos (o de cualquier otro) nuestra propia felicidad es una irresponsabilidad cruel. Pero el asunto esta en como asumimos nuestro rol de padres. Frecuentemente vemos que los padres primerizos se quejan de las noches sin dormir, de tener que abandonar sus intereses, su vida. La expectativa de tener un bebe perfecto (que no llore, duerma todo el dia, nos acaricie, como en los comerciales) hace que la realidad parezca mucho mas dura. Si en lugar de sufrir por lo que ya no tenemos, nos dedicaramos a disfrutar de lo que ahora tenemos en nuestras manos, del milagro de esa pequeña vida que depende de nosotros. Si de verdad vivieramos la experiencia sin las expectativas de hacerlo bien o mal,   sin los miedos, sin todas las historias que nos han contado, viviendo a corazón abierto esta experiencia de vida, seguro serian los momentos mas felices de nuestra vida. 

sábado, 16 de abril de 2011

El ocio es la madre de todos los vicios

Tuve la suerte de que, a pesar de que mi madre creia firmemente en esta aseveración, siendo una de las primeras madres de su generación que trabajaba en la calle, no podia darse el lujo de inscribirnos en actividades extra-curriculares, ya que no habia quien nos llevara y buscara. Asi que mis hermanos y yo nos acostumbramos a pasar las tardes en casita. Nunca tuvimos clases de karate, natación, futbolito, inglés, ballet, etc. Y si, es verdad que nos perdimos de aprender muchas cosas, pero a mi forma de ver, esas horas de ocio en casa nos hicieron mas proactivos y creativos. Como no podíamos encender la TV hasta luego de las 4 pm (igual antes no había comiquitas en los 4 canales que teniamos disponibles), teniamos que ingeniarnosla para no aburrirnos a muerte. Inventabamos historias que luego actuabamos, leiamos libros, pintabamos, haciamos manualidades, fabricabamos bebidas en la cocina...

Los niños de hoy en día tienen, al igual que nosotros, una apretada agenda de actividades, la mayoria de ellas escogidas e impuestas por sus padres, que no quieren/pueden dejarlos solos en casa luego de la escuela. Salen del colegio (donde todas las actividades estan pre-planificadas), almuerzan, hacen las tareas y a la calle, a alguna actividad donde seguiran las instrucciones de un profesor o instructor...y llegan junto con sus agotados papas, luego de horas en el trafico de la ciudad, a cenar, bañarse, ver un poco de TV y a dormir. Los fines de semana no son muy diferentes, idas al cine, piñatas, juegos de video...todas las horas ocupadas y llenas de actividades. Y cuando por fin vienen las vacaciones, pues los inscribimos en un campamento vacacional, donde nuevamente todas sus actividades y juegos estan planificados. Y no es que no se diviertan, seguramente se divierten mucho mas de lo que nos divertiamos nosotros. Pero el punto es que los niños no aprenden a estar solos y en tranquilidad, no aprenden a vivir sin una constante estimulación y mas allá del stress y el cansancio que esto les pueda generar, me preocupa que nunca aprenden a administrar su propio tiempo, a inventar, a ser creativos.

Y me pregunto si las "habilidades" que desarrollan esos pequeños en esas actividades extra-cátedra son realmente tan importantes para ellos. ¿Realmente aprenden algo? ¿O simplemente los mantenemos ocupados mientras nosotros estamos ocupados?.

Por supuesto, si al niño realmente le apasiona alguna cosa en particular, un deporte, o una actividad creativa, no esta de más estimularlos a participar en ella. En el caso de las actividades físicas, creo que es importante crearles el habito del ejercicio. Pero realmente es importante que el niño tenga ratos de ocio, de descanso, de relax.

Nuestra sociedad ha subestimado el valor del ocio, del descanso, del estar "echado" sin hacer nada. En nosotros los adultos se considera algo malo, y nos sentimos culpables de pasarnos un dia sin hacer nada. Pero la verdad es que ese tiempo de ocio, no es tiempo perdido, es tiempo invertido en cuidar de nosotros mismos. Despues de todo, hasta Dios el 7mo dia descansó, ¿no?


lunes, 11 de abril de 2011

No cargues al bebe tanto que lo vas a malcriar

Una de las primeras cosas que le dicen a la madre reciente es que no debe “acostumbrar” al niño a los brazos. Que no debe consentirlo demasiado. Que lo deje llorar para acostumbrarlo a ser independiente. Yo crecí bajo este concepto, al igual que casi todas las personas de mi edad que conozco. Mi familia nunca ha sido muy dada  a las demostraciones de afecto. Recuerdo vívidamente subirme al regazo de mi mamá pidiéndole que me hiciera cariñitos, y ella rechazarme diciéndome que yo ya estaba muy grande para eso, que dejara la mangonería. Y eso que yo soy hembra, y por lo tanto tengo un derecho intrínseco a ser más cariñosa que mi hermano varón. Pero lo cierto es que en mi casa, como en muchas otras, se nos enseñó que el cariño físico es un síntoma de debilidad y que unos padres que besan y amapuchan a sus hijos son unos padres consentidores y malcriadores, que crían muchachos debiluchos llorones y dependientes. Y seguramente tienen razón: yo me considero una mujer fuerte e independiente, y hasta hace unos años me hubiera sentido muy orgullosa de esas dos características. Hoy en día tendría mis dudas para decir si esos rasgos son positivos o no, o mejor dicho, si me han ayudado a vivir una vida más feliz.
¿Quiero yo que mis hijos sean fuertes e independientes? Por supuesto que quisiera que fueran capaces de valerse por sí mismos, y subsistir en el mundo sin mí, que tuvieran suficiente confianza en su propio valor intrínseco como seres humanos como para reconocer el amor verdadero cuando toque a sus puertas. Lo que no quisiera es que esa fortaleza los llevara a ser seres insensibles, capaces de desdeñar el amor y de creer que pueden vivir sin afecto. Pero ¿Dónde se traza la línea que separa ambos puntos?
Lo cierto es que mostrándole a un bebe o a un niño nuestro amor incondicional, lejos de hacerlos débiles, les enseñamos que el amor es algo que ellos se merecen por el simple hecho de existir, de ser, independientemente de lo que hagan o dejen de hacer. Abrazándolos, cargándolos, mimándolos, les mostramos que son seres tan preciosos, maravillosos, mágicos que merecen ser amados, reafirmándoles así su valor y fortaleciéndoles su autoestima.
¿Es posible que el exceso de cariño malcrie a los niños? En primer lugar hay que saber a que nos referimos cuando hablamos de malcriar. Generalmente nos referimos a un niño malcriado como aquel que no nos hace caso, es decir, aquel que pretende hacer lo que él quiere. El problema se origina cuando lo que el niño quiere hacer se interpone en nuestros deseos, necesidades o convenciones sociales. Un bebé malcriado quiere que su mamá lo alimente, cargue y juegue con él, cuando él lo desea, pero no entiende que su mama tiene que ir a trabajar  y cumplir con un montón de otras obligaciones. En otras culturas, así como en el mundo animal, ser madre es un trabajo a tiempo completo y dedicación exclusiva. Pero en nuestro mundo moderno, las exigencias de la vida diaria hacen casi imposible que una mujer le dedique toda su atención a un recién nacido que no conoce nada del mundo que le rodea y que necesita de atenciones y cuidados constantes para poder sobrevivir.
Esto no quiere decir que yo pretenda criar niños desadaptados socialmente, sin reglas, o sin respeto por los demás. Creo que deben enseñarseles normas y reglas, pero creo que hay un momento para ello, y que debe hacerse siempre con mucho respeto, es decir tomando en consideración las necesidades del niño. Pero de esto hablare pronto cuando discutamos el tema de la disciplina.

¿Podemos cambiar la manera de relacionarnos con nuestros hijos?

jueves, 7 de abril de 2011

El comienzo de esta historia

Cada mañana, llevo a mi hijo de 6 años al Colegio, y trato de aprovechar los minutos que generalmente pasamos en el trafico matutino, para conversar acerca de cualquier cosa que sea de interés para los dos. Confieso que no se como ni porque, pero esta mañana comenzamos a a conversar acerca de aprender, y le comentaba que siempre, siempre, siempre, uno esta aprendiendo.

 - ¿Aunque no vayas al colegio mamá?
 - Si hijo, aunque no vayas al colegio. En el colegio se aprenden muchas cosas importantes, pero tambien aprendes jugamdo, viendo la tele, conversando conmigo.
 - ¿Y los viejitos como el abuelo, que saben todo? ¿tambien aprenden todos los dias?
 - Si hijito, hasta el abuelito, todos los dias aprende algo nuevo.
 - ¿Y tu mami?
 - Incluso los adultos como yo, que ya no vamos al colegio, siempre estamos aprendiendo. Yo por ejemplo aprendo todos los dias cosas nuevas de ti. Igual que yo te enseño algunas cosas a ti, tu me enseñas muchas cosas a mi.
 - ¿Yo? ¿A ti? ¿Y que puedo enseñarte  yo a ti?

¡¡Ah!! Si el supiera todas las cosas que me ha enseñado su llegada a mi vida y todas las cosas que aprendo cada dia viendolo crecer. Yo pensaba que habia vivido, que habia llorado, que habia amado, que habia estudiado, que había sido feliz, antes de que mis dos pequeños hijos nacieran. Y si, todas esas experiencias previas son parte de lo que soy, y me han definido por años, pero no las comprendía, no las había podido poner en contexto, hasta el momento en que me converti en mamá. Esas vivencias eran solo palabras inconexas, sin sentido y sin significado, pero solo cuando eres padre, o cuando empiezas a asumir la inmensa responsabilidad de acompañar el surgimiento de una nueva vida, es cuando todas esas cosas comienzan a encajar una en la otra y dan origen a un rompecabezas que nunca imaginaste.

Y asi se origina esta historia, una especie de bitacora de esta aventura de ser mamá. Hubiese querido empezarla antes, pero es ahora que comienzo a tener conciencia de como se ha transformado mi mundo, y el mundo de los que me rodean, a traves de este deseo inmenso de ser la madre que mis hijos merecen, la que los ayude a alcanzar su potencial, la que los acompañe a ser hombres buenos y felices, para que a su vez, algún dia sean unos maravillosos padres. Para ello hablare a veces de mi, a veces de mi país, a veces de educación, a veces de psicologia, a veces de historia, por que todo estas facetas forman parte de la maternidad.

Creo firmemente que este es el papel mas importante de mi vida, y por eso me parece importante compartirlo y documentarlo. Pienso que los padres tenemos la responsabilidad de cambiar el mundo, de mejorar lo que no funciona, porque todo lo que no nos gusta y criticamos de nuestro mundo, es responsabilidad de los seres en que nos hemos convertido a traves de muchos años de errores. Al repetir generación tras generación los errores de nuestra crianza, hemos amplificado lo malo, y nos hemos convertido en arrogantes seres, sin amor, con miedo y con carencias miles. Muchas de esos errores estan tan arraigados en nuestra cultura, que requiere mucho trabajo reconocerlos e identificarlos. Se necesita un trabajo de introspección para dejar caer nuestras barreras y mirar nuestros miedos, defectos, debilidades, con toda honestidad. Darnos cuenta de que cometemos errores y de que podemos cambiarlos, y de como afectan a nuestro entorno familiar, y sobre todo a nuestros hijos es una experiencia liberadora y sanadora que nos permite dejar la culpa a un lado, y desde el amor inmenso pedir perdón.

Espero que algún día mis hijos puedan leer este diario y comprendan el hermoso regalo que me han dado y por el cual estare por siempre eternamente agradecida, por hacerme una mujer completa, plena y satisfecha. Espero que sepan cuanto los he amado y cuanto ese amor me ha colmado y cambiado la vida. Y espero que los ayude a comprender el porque de los errores cometidos, y asi puedan aprender de ellos para su experiencia. Y si alguien mas quiere acompañarme en este viaje, bienvenido sea, ojala mis reflexiones puedan ayudar a alguien, como tanta gente me ha ayudado a mi  en esta labor.

¡¡Que comience la aventura!!