miércoles, 4 de julio de 2012

La importancia de agradecer


La semana pasada les hablé de tres palabras que tienen el poder de cambiar la vida. Perdón, amor y gracias. Estas tres palabras, y las experiencias que describen, son el pilar fundamental de una vida sana, tanto desde el punto de vista emocional, como el físico y el espiritual. Ya vimos por que el perdón es esencial para aceptar nuestra realidad, encontrar la paz, aprender a vivir en el presente, y darnos la oportunidad de equivocarnos para convertirnos en mejores seres humanos. 

La gratitud es la otra cara de la moneda del perdón. El perdón y el agradecimiento van de la mano, porque si no logramos perdonar, no encontraremos razones para agradecer, y si no nos damos cuenta de lo mucho que tenemos para agradecer, no sabremos como perdonar. La gratitud es la línea de partida para la construcción de los milagros. Algunas veces parece que no tenemos nada que agradecer, pero siempre hay razones, por muy simples que parezcan. Comienza por lo primero que se te ocurra. El sol en el cielo, los zapatos que tienes puestos, los dedos de tus manos, tus hijos, la vida en ti....Somos recipientes de tantas bendiciones, que nos acostumbramos a tenerlas cada día, y nos olvidamos de agradecer por ellas. Cuando comenzamos a dar gracias, nos vamos dando cuenta de lo mucho que tenemos, de lo afortunado que somos. Agradecer es una poderosa herramienta para reconocer la luz que brilla en nosotros, una reconexión con la espiritualidad.

Cuando hacemos del agradecer un habito, no solamente les enseñamos a nuestros hijos a poner atención a las cosas hermosas y maravillosas que tenemos, sino que nos sentimos más felices, mas conectados con la creación y con lo divino, y a partir de allí podemos construir una vida mejor. Llenando nuestra vida de la energía positiva del agradecimiento, atraemos a nuestra vida más y más bendiciones. Recuerda que lo que piensas y crees desde el fondo de tu corazón, moldea tus acciones, y tu actitud hacia la vida, y a su vez tu actitud determina lo que puedes lograr. Así que si te sientes bendecido, y afortunado en la vida, podrás alcanzar cosas que ni tú mismo creías posible. Honestamente creo que es uno de los regalos más maravillosos que puedo darle a mis hijos.

Así que me he propuesto hacer parte de mi rutina de cada día sentarme con mis hijos y agradecer, con ellos, por dos o tres cosas. Experiencias que hayan pasado en el día, que nos hagan sonreír, cosas que tenemos, o cosas que hemos sentido. Además de hacer de esto un momento especial, para compartir con mis hijos, de escuchar acerca de su día, y ellos del mío, nos permite centrarnos en el presente. 

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