viernes, 13 de julio de 2012

All you need is love


Para cerrar esta trilogía de artículos quisiera escribir acerca del amor. Pero ¿qué puedo decir yo del amor que no se sepa ya? Yo pienso que, como dice la canción de Los Beatles cuyo título he tomado para identificar este articulo, el amor es lo único que necesitamos en la vida. Cuando hacemos las cosas por amor y con amor, nada puede salirnos mal, porque el amor es la esencia de lo divino. Ahora seguramente mucha gente me dirá que en nombre del amor se puede hacer mucho daño. Yo no lo creo. Pienso que en nuestra cotidianidad, a veces confundimos otras cosas con el amor. La posesividad, los celos, las relaciones destructivas...son realidades que culturalmente asociamos con el amor. En realidad esto no es amor, son sólo nuestras creencias, nuestros patrones culturales, programados en nosotros por el entorno, y alimentado con nuestros miedos, disfrazados como el lobo con la piel de la oveja.

El amor debe necesaria y obligatoriamente comenzar por uno mismo. No podemos amar ni ser amados cuando no nos amamos primero a nosotros. Mientras somos niños, el amor es algo muy sencillo, natural. Todos los niños se aman a sí mismos, por sobre todas las cosas. Los bebes tienen muy claro que son su primera prioridad, y para obtener lo que desean están dispuestos a todo. Ese amor, es rápidamente etiquetado como egoísmo, y se va transformando a medida que crecemos, a través de nuestra educación y los paradigmas sociales. Nos convencemos de que nuestras necesidades son menos importantes que las de los demás, y que ser bueno es olvidarse de uno mismo y pensar solo en los demás. Así vamos aprendiendo que amarnos a nosotros mismos es malo, que pedir lo que necesitamos es malo, que luchar por lo que queremos es malo, y que si queremos ser aceptados y queridos, tenemos que olvidarnos de nosotros.  Y luego nos preguntamos porque nadie nos ama, y porque nos cuesta tanto abrirnos al amor.


El verdadero amor por nosotros mismos, no es egoísta, porque cuando te amas realmente a ti mismo, eres capaz de dar más y más amor a los que están alrededor tuyo. El amor verdadero no es posesivo, porque no necesitas que nadie te ame, cuando tienes tu propio amor. Si alguien te ama, maravilloso. Pero si no lo hacen, no importa, siempre hay quien te ame en tu vida. El verdadero amor no es celoso, porque tiene la certeza absoluta de que su fuerza y poder aumenta cuando es compartido.

Así que hay que comenzar amándose a uno mismo, y desde ahí, amar al mundo, aceptándolo como es, acabando con nuestros prejuicios, abriendo nuestra mente. Así construimos una felicidad a prueba de todo, que podemos compartir con los demás.

Y para amarnos a nosotros mismos, debemos comenzar a cerrar el círculo con las otras dos palabras de esta maravillosa trinidad: perdonándonos y dando gracias. Agradeciendo por lo que somos y tenemos, y perdonando por no haberlo visto antes, por haber dejado que nuestras creencias nos alejaran de nuestra grandeza. Paso a paso, iremos así construyendo una solida relación con nosotros mismos, que podremos transmitir como un maravilloso obsequio a nuestros hijos.

No hay comentarios: