miércoles, 13 de junio de 2012

Hay que ser responsable

La semana pasada una casualidad (??) me llevó a encontrarme con una interesante pagina que se llama Amarse a uno mismo y les invito a leerla. Llegué alli a través de un link que hablaba de la técnica de Ho’oponopono para sanar. Esta técnica se base en asumir que nosotros somos responsables de lo que pasa en nuestro mundo. En una cita textual "... la total responsabilidad se extiende a todo lo que está presente en tu vida, simplemente porque está en tu vida. Es tu responsabilidad en un sentido literal. Todo el mundo es tu creación".

Esta lectura me hizo pensar en lo que significa ser responsable de nuestros actos, y lo importante que es enseñarle esto a nuestros hijos. Acostumbramos a hablar de responsabilidad como una pesada carga que debemos cumplir: "es tu responsabilidad hacer las tareas" o "tu vas a ser responsable de lo que pase si no haces lo que te digo". Pero la realidad es que hay un nivel importantisimo de responsabilidad que no le enseñamos a nuestros hijos, simplemente porque no tenemos la conciencia de la misma. Es la responsabilidad sobre los propios sentimientos. La responsabilidad de cuidar de nosotros mismos. La responsabilidad de escoger la actitud con la cual afrontamos las situaciones del día a día. Nosotros como padres y como adultos evadimos muchas veces esta responsabilidad.


¿Cuántos de nosotros no nos hemos sentido víctimas de las cosas que pasan alrededor? Nos olvidamos que sólo nosotros podemos decidir cómo nos sentimos con respecto a lo que pasa fuera de nosotros. Es decir, nos olvidamos de que somos responsables de cómo nos sentimos. Si nos sentimos mal en una situación determinada, siempre podemos tomar la decisión de quedarnos o irnos, de engancharnos o dejar ir, de quejarnos o de resolver, de aprender, de perdonar.

Es importante tomar conciencia del inmenso poder que significa la posibilidad de elegir dentro de nosotros la actitud que tenemos ante lo que nos sucede cada día. Es parte de nuestra esencia. 

Enseñémosle a nuestros hijos esta poderosa herramienta. Desde las cosas más sencillas, desde la cotidianidad. A partir de nuestra propia experiencia, con nuestro ejemplo, demostrémosle que siempre se puede escoger entre una actitud positiva y ganadora, y una derrotista y vicitimizante, entre crecer y aprender o sentirme inferior y derrotado. Y el que puede escoger la actitud eres tú, y solo puedes cambiarla en el momento en que tomas conciencia y desde el presente, tomas esa decisión.

Les estaremos dando una de las más grandes herramientas, el control sobre su vida y lo que les sucede. Y así, juntos seguiremos creciendo, aprendiendo y avanzando.

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