lunes, 11 de abril de 2011

No cargues al bebe tanto que lo vas a malcriar

Una de las primeras cosas que le dicen a la madre reciente es que no debe “acostumbrar” al niño a los brazos. Que no debe consentirlo demasiado. Que lo deje llorar para acostumbrarlo a ser independiente. Yo crecí bajo este concepto, al igual que casi todas las personas de mi edad que conozco. Mi familia nunca ha sido muy dada  a las demostraciones de afecto. Recuerdo vívidamente subirme al regazo de mi mamá pidiéndole que me hiciera cariñitos, y ella rechazarme diciéndome que yo ya estaba muy grande para eso, que dejara la mangonería. Y eso que yo soy hembra, y por lo tanto tengo un derecho intrínseco a ser más cariñosa que mi hermano varón. Pero lo cierto es que en mi casa, como en muchas otras, se nos enseñó que el cariño físico es un síntoma de debilidad y que unos padres que besan y amapuchan a sus hijos son unos padres consentidores y malcriadores, que crían muchachos debiluchos llorones y dependientes. Y seguramente tienen razón: yo me considero una mujer fuerte e independiente, y hasta hace unos años me hubiera sentido muy orgullosa de esas dos características. Hoy en día tendría mis dudas para decir si esos rasgos son positivos o no, o mejor dicho, si me han ayudado a vivir una vida más feliz.
¿Quiero yo que mis hijos sean fuertes e independientes? Por supuesto que quisiera que fueran capaces de valerse por sí mismos, y subsistir en el mundo sin mí, que tuvieran suficiente confianza en su propio valor intrínseco como seres humanos como para reconocer el amor verdadero cuando toque a sus puertas. Lo que no quisiera es que esa fortaleza los llevara a ser seres insensibles, capaces de desdeñar el amor y de creer que pueden vivir sin afecto. Pero ¿Dónde se traza la línea que separa ambos puntos?
Lo cierto es que mostrándole a un bebe o a un niño nuestro amor incondicional, lejos de hacerlos débiles, les enseñamos que el amor es algo que ellos se merecen por el simple hecho de existir, de ser, independientemente de lo que hagan o dejen de hacer. Abrazándolos, cargándolos, mimándolos, les mostramos que son seres tan preciosos, maravillosos, mágicos que merecen ser amados, reafirmándoles así su valor y fortaleciéndoles su autoestima.
¿Es posible que el exceso de cariño malcrie a los niños? En primer lugar hay que saber a que nos referimos cuando hablamos de malcriar. Generalmente nos referimos a un niño malcriado como aquel que no nos hace caso, es decir, aquel que pretende hacer lo que él quiere. El problema se origina cuando lo que el niño quiere hacer se interpone en nuestros deseos, necesidades o convenciones sociales. Un bebé malcriado quiere que su mamá lo alimente, cargue y juegue con él, cuando él lo desea, pero no entiende que su mama tiene que ir a trabajar  y cumplir con un montón de otras obligaciones. En otras culturas, así como en el mundo animal, ser madre es un trabajo a tiempo completo y dedicación exclusiva. Pero en nuestro mundo moderno, las exigencias de la vida diaria hacen casi imposible que una mujer le dedique toda su atención a un recién nacido que no conoce nada del mundo que le rodea y que necesita de atenciones y cuidados constantes para poder sobrevivir.
Esto no quiere decir que yo pretenda criar niños desadaptados socialmente, sin reglas, o sin respeto por los demás. Creo que deben enseñarseles normas y reglas, pero creo que hay un momento para ello, y que debe hacerse siempre con mucho respeto, es decir tomando en consideración las necesidades del niño. Pero de esto hablare pronto cuando discutamos el tema de la disciplina.

¿Podemos cambiar la manera de relacionarnos con nuestros hijos?

2 comentarios:

Susana dijo...

Complemento esta entrada con una frase que acaba de publicar mi amigo Jose Manuel Rodriguez Grille:
‎"Un cobarde es incapaz de mostrar amor, hacerlo está reservado para los valientes" Mahatma Gandhi

Bere dijo...

Me gustó mucho tu post! tienes razón, demostrar amor no es debilidad, también soy de las fuertes e independientes, pero me cuesta mucho demostrar mi afecto por las personas, a pocas personas abrazo y beso con frecuencia, pero estoy decidida a que mi pequeño no sea así, creo que también hacen falta más abrazos en el mundo, y qué mejor si vienen de mamá ;-)

Saludos.

PD. si gustas, visita mi blog:
http://www.bereygabriel.blogspot.com/ me encantaría compartir ideas contigo. Saludos!