Yo he pensado mucho en esto. Trato
de imaginarme que serán de grande mis muchachos. Me resulta difícil imaginarlos
adultos. Pero de algo estoy segura: no importa lo que yo quiera o desee para
ellos, serán ellos los que decidan. Y yo solamente podré estar allí para
apoyarlos y darles ánimo en lo que decidan. Lo único que yo quiero para ellos
es que sean felices. Sí, así de sencillo, que sean felices, que tengan paz en
su corazón. Mas allá de que sean exitosos, yo quiero que disfruten de su
vida y que a través de su felicidad puedan llevar felicidad a los que están a
su alrededor. Como madre mi deseo es darles los fundamentos para que ellos
construyan esa felicidad. Y a mi entender el amor es la base, la garantía
de una vida feliz: yo quiero que se sientan amados cada día para que sepan lo
valiosos y hermosos que son, y puedan conocerse, aceptarse y amarse a
ellos mismos, y así amar sin miedos ni restricciones a los que están a su
alrededor.
¿Cómo se enseña a amar? En primer
lugar, amándolos por supuesto. Comprendiendo la importancia de amarlos y de
hacerlos sentir amados, que no es necesariamente lo mismo. Cada día, a cada
minuto. Cuando son adorables y encantadores, y cuando lloran sin parar por
horas. Cuando hacen sus tareas, y cuando no quieren hacerlas. Cuando son todo
lo que siempre soñamos en un hijo, y cuando son la peor pesadilla que podamos
tener. Solo así les podemos enseñar que el amor está por encima de todas las
barreras, y que pueden atreverse a experimentar la vida y equivocarse, y
encontrar quienes son realmente en su interior, sin miedo a dejar de ser
amados.
La otra base fundamental para
enseñarles a nuestros hijos a amarse, es por supuesto ser nosotros el ejemplo
de ello. Recordemos que nuestros hijos aprenden a copiar nuestras conductas y
actitudes. ¿Cómo podemos enseñarles a amarse, si nosotros no lo aplicamos a
nosotros mismos? Tenemos que aprender a amarnos, a aceptarnos, a perdonar
nuestros errores. No es fácil...se requiere un gran trabajo interno para
lograrlo, pero es esencial. Es un trabajo de cada día. Cambiar nuestra actitud
hacia nosotros mismos. Tratarnos con respeto, y exigir el respeto que
merecemos. Cuidar nuestro cuerpo con amor. Cuidar nuestra alma. Eliminar de
nuestro vocabulario las palabras despectivas para con nosotros mismos.
Rodearnos de belleza, de cosas positivas. Mirarnos al espejo con satisfaccion, y caminar por la vida con la certeza de que somos unicos y especiales.
Y bueno, en eso andamos. Aprendiendo para enseñar.
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